Siempre cuento la historieta de como compuse una canción con 13 años para conquistar una chica… y una vez cumplido ese propósito nunca más la toqué.
Cuando volví a casa de mi madre al perderlo todo (es la historia en la que se basa mi primer libro “Los secretos para dejar de sufrir”) al abrir la puerta de la habitación aún se encontraba el piano que tocaba de pequeño. Me senté y lo primero que hice fue tocar esa canción que compuse con 13 años. Al poco rato mi madre vino y me dijo: “¿esta canción no es la que tocabas cuando eras pequeño?”
Decidí ponerle arreglos de cuerdas a la melodía principal del piano y, como si la canción estuviera invernando esperando ser compuesta del todo, la terminé. Esa canción es Alma (aquí puedes escucharla) y me hizo descubrir que no hay nada más auténtico que volver al origen.
En ese origen habían personas que formaban parte de mi entorno más cercano, y no sé aún porque, cada vez que a petición de mi madre les ponía la canción Alma, reaccionaban diferente. Algunos lloraban, otros sufrían, otros sacaban la ira… pero había patrones que se iban repitiendo. Y eso llamó mi atención.
Empecé a ver que, por ejemplo, todos los que lloraban tenían una forma de entender la vida parecida. Así que amplié mi curiosidad más allá de mi entorno, y una y otra vez se repetía los mismos patrones. No me lo podía creer.
Y así poco a poco, analizando y sobretodo observando, empecé a descubrir cada uno de los universos que forman los patrones de los 9 geniotipos.
Tony Estruch 2022 © Copyright Todos los derechos reservados